En la región Madre de Dios, amazonía sudoriental del Perú, una de las actividades que atrae a turistas nacionales y extranjeros es la diversidad biológica, que ha determinado que se la califique como la capital de la biodiversidad del Perú, sin embargo la actividad turística se concentra básicamente en las áreas naturales protegidas. Las áreas boscosas correspondientes a las comunidades rurales como a pequeños propietarios y posesionarios no son capitalizadas como atractivo ecoturístico lo que ha conllevado a que muchas de ellas hayan sido invadidas por foráneos dedicados a la actividad ilegal de la minería aurífera aluvial, ocupadas por la expansión urbana, o reconvertidas a plantaciones de papaya o cacao. De otro lado a nivel mundial por el envejecimiento de la población se estima un incremento en la prevalencia de la demencia senil o enfermedad de Alzheimer, afección que amerita intervenciones tempranas de carácter preventivo, por lo que la naturaleza y particularmente el bosque amazónico constituye un potencial para turismo en salud mental, orientado a prevenir los problemas de memoria que se experimenta con la vejez, tomando como insumos la estimulación sensorial, el evocación de experiencias personales vividas, y la actividad física, a la vez que representaría una oportunidad de negocios en turismo local y nacional que mitigaría el abandono o subutilización de áreas boscosas en la región.