A nivel mundial, se estima que las plantaciones forestales comerciales proveen un poco más de un tercio de la madera rolliza destinada al uso industrial (Guariguata et al., 2017). Sin embargo, en Perú se sigue ejerciendo presión sobre los bosques naturales como principal fuente de madera para la industria, en donde la alta selectividad de especies, las condiciones adversas para la extracción y la calidad poco homogénea de la madera, traen como consecuencia una baja participación peruana dentro del mercado mundial de productos forestales. La instalación y el adecuado mantenimiento de las plantaciones forestales, tienen beneficios ambientales como la recuperación de áreas degradadas, la reducción de gases de efecto de invernadero, la disminución de la presión extractiva sobre los bosques naturales, entre otros; y beneficios económicos como la generación de empleo, el incremento de la productividad y aumento en la calidad y homogeneidad de la materia prima, lo que resulta conveniente para las empresas del sector forestal industrial. En este contexto, años atrás el Estado peruano decidió apostar por el sector forestal como uno de los motores para impulsar la economía nacional, impulsando regulaciones y programas que promueven las plantaciones forestales, reconociendo que estas representan una gran oportunidad de negocio y desarrollo sostenido. Durante los últimos años, impulsadas en su mayoría por empresas del sector privado, en el país se vienen instalando plantaciones forestales con fines maderables de especies mayormente exóticas de coníferas y latifoliadas de rápido crecimiento para ser usadas como fuente de materia prima para las industrias de primera y segunda transformación. Dentro de estas especies encontramos el Eucalyptus grandis, especie forestal introducida clasificada como viable para la instalación de plantaciones comerciales en la zona de selva alta (Guariguata et al., 2017), siendo catalogada como especie élite para el desarrollo forestal en selva central (Arborizaciones E.I.R.L., 2018). Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, 1981), el eucalipto constituye una importante fuente de ingresos para muchos países productores de madera, siendo ampliamente utilizado en la producción de pulpa y papel, construcción y carpintería, así como en la producción de aceites esenciales. Uno de los principales usos de la madera de eucalipto es como leña, alternativa insostenible debido a los impactos ambientales negativos de su combustión y su baja rentabilidad. Por ello, recientemente ha surgido la tendencia de utilizar la madera en productos de mayor valor agregado, como la fabricación de tableros alistonados y otros productos de carpintería que generan mayores beneficios económicos y ambientales. Los tableros alistonados, también conocidos como tableros encolados lateralmente o EGP por sus siglas en ingles (Edge Glued Panels), son productos de alto valor agregado que en su fabricación permiten la utilización de residuos de industrias de transformación primaria y secundaria de la madera. Se componen de piezas delgadas y cortas de madera unidas mediante encolado lateral, las cuales pueden presentar originalmente defectos leves, permitiendo la recuperación de madera mediante el saneamiento de los residuos, reduciendo el volumen de madera destinada a la combustión e incrementando el rendimiento de la materia prima (Danawade et al., 2014). De esta manera, los tableros EGP se convierten en un producto respetuoso con el ambiente, por el mejor uso de los recursos naturales y que resulta más rentable para las empresas. Según International Trade Center (2023), los principales productos maderables importados por Perú durante los últimos 5 años fueron los tableros de madera reconstituida en sus diferentes presentaciones. Este panorama hace evidente la existencia de una demanda de tableros que actualmente no es abastecida por la industria nacional, en donde la producción de paneles EGP constituye una oportunidad para las empresas del país. Para la manufactura de paneles EGP se requiere cumplir con requisitos técnicos mínimos que están normalizados, esencialmente los referentes a la resistencia al cizallamiento de la línea de cola, la cual es influenciada por las características de la madera, el tipo de adhesivo empleado y la tecnología utilizada para su fabricación.