El departamento de Ayacucho, aparte de obtener el mayor volumen de fibra comercial, tiene casi un tercio (62 133 individuos) de la población total de vicuñas a nivel nacional. La gestión autónoma de comunidades como las de Lucanas y San Cristóbal, Ayacucho, son ejemplos de cómo la vicuña, a partir de su manejo sostenible, puede convertirse en un motor de desarrollo económico local (MIDAGRI, 2014). Dentro de su área de manejo comunal, la Comunidad Campesina de San Cristóbal tiene alrededor de 6, 783 vicuñas, las cuales están distribuidas en 846 grupos familiares, 1,365 vicuñas en tropillas, 112 machos solitarios, y 150 vicuñas no diferenciadas (SERFOR, 2016). A pesar de que, la vicuña y su organización social es un modelo único para estudiar la ecología del comportamiento en ungulados (Arzamendia et al., 2018), la mayoría de investigaciones realizadas en esta área se han centrado en la vigilancia individual (Fernández et al., 2003), sin medir los efectos de factores intrínsecos sobre este comportamiento, como el sexo, la edad, el estado nutricional y reproductivo (Robinette y Ha, 2001); Tampoco hay muchos estudios sobre el comportamiento de vicuñas durante la temporada seca. Por lo tanto, aún hay varios rasgos del comportamiento que requieren mayor estudio (Cassini et al., 2009), incluyendo los efectos de variables independientes sobre la especie (Mosca et al., 2015). Aparte de conocer más acerca de la ecología del comportamiento de la vicuña, incluyendo el efecto de factores independientes sobre el mismo; esta investigación serviría para compararla con los datos de otros modelos de producción, para así, contribuir a los planes de manejo de esta especie, especialmente en la Comunidad Campesina de San Cristóbal.