La empresa panificadora Santa Martha nació en Lima Norte en los años 80 cuando el próspero emprendedor Santiago Reyna inició sus actividades ofreciendo servicios de maquila de panetones para una cadena de supermercados que cerró sus puertas a inicios de los 90. Sobre la base de mucho esfuerzo, en ese período, Reyna logró construir una empresa con una gran capacidad productiva y un equipo humano experimentado en el área de producción. Durante el periodo de crecimiento, Reyna logró posicionar en el mercado la marca Santa Martha, empresa en la que trabajó por 10 años de manera independiente, sin involucrar a su familia (esposa e hijos) en el negocio. Años más tarde, a inicios del 2000 retomó la maquila de panetones para una reconocida empresa panificadora transnacional que ingresó a Perú, abandonando prácticamente su propia marca. Lamentablemente, en el 2008 ocurrieron dos eventos claves: el primero, su salud se vio resquebrajada gravemente, por lo que 5 años después tuvo que dejar la empresa; y el segundo, perdió la maquila de la empresa transnacional que hasta entonces representaba la mayor fuente de ingresos del negocio. Como consecuencia de ello, sin haber hecho una sucesión generacional ordenada la empresa pasó a ser administrada por la esposa e hijos, quienes no tenían ninguna experiencia en el negocio. A raíz de ello, en el 2017 la empresa entonces descapitalizada buscó un socio inversor. Los nuevos socios contrataron a Salvador Peña para que replantee la estrategia corporativa, reflote la empresa y recupere su presencia en el mercado peruano.