Los trabajos relativos al mejoramiento genético del langostino Litopenaeus vannamei iniciaron en los años 2000, luego de epidemias mundiales causadas por virus, en particular “WSSV” e “IMNV”. Los científicos del equipo mixto Universidad Nacional de Tumbes-Incabiotec (UNT-IB) directamente involucrados con empresas privadas de Panamá (Camaco), Brasil (Potipora) y Perú (Marinazul) realizaron estos trabajos pioneros, basados en la selección de larvas sobrevivientes a fuertes infecciones experimentales, ha conducido tras varias generaciones, a la obtención de cepas altamente, pero específicamente, resistentes. Sin embargo, estos programas de mejoramiento genético demandan tiempo e infraestructura compleja para la creación de líneas resistentes mantenidas durante varias generaciones. Además las bases moleculares de la resistencia (genes implicados en resistencia) aún no son conocidas. Dentro de los candidatos, están genes relacionados con el sistema de ARN de interferencia, como se lo ha descrito en mosquitos frente al virus del dengue, lo que condujo en organismos modelo como la drosófila y gusano de seda, establecer cepas resistentes a virus en base a su transformación genética (estrategia del uso de ARN antisentido). Como objetivo de acortar el tiempo de selección de cepas resistentes, el presente trabajo escogió como alternativa la implementación de las metodologías de transfección (basadas en técnicas de lipofección o del uso de agentes policatiónicos que sirven de vehículo para introducir construcciones génicas en las células del langostino), junto con una novedosa tecnología de edición de genoma (mutación dirigida por TALEN), como estrategia para modificar genes de interés del langostino (relacionados con la resistencia a virus). Para su implementación será necesario, evaluar diversos promotores, genes reporteros y se escogerá un gen de langostino como modelo para su mutación. Esta técnica evita además, la generación de organismos transgénicos ya que la mutación va dirigida a genes propios del huésped. Las metodologías implementadas permitirán a futuro no solo crear langostinos resistentes, sino también mejorar genes implicados en la productividad (crecimiento, fecundidad, adaptación a altas densidades, etc.).