La Organización Mundial de la Salud (OMS) planteó en 1990 los objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), siendo uno de ellos reducir la mortalidad en la niñez. Según la OMS, las infecciones respiratorias agudas (IRAS) son la principal causa de mortalidad infantil mundial, representando en el 2014 el 30% del total de defunciones de niños menores de 5 años, siendo los países en vías de desarrollo los más afectados, con una incidencia mayor en zonas rurales. La importancia relativa de las IRAS en la población pediátrica se debe, entre otras razones, a que los niños menores de un año son particularmente vulnerables por las características anatomo-fisiológicas del aparato respiratorio y la inmadurez de su sistema inmune; además de que en los países latinoamericanos hay una alta prevalencia de desnutrición, exposición a humo y hacinamiento, entre otros factores de riesgo que incrementan el riesgo de infección respiratoria. Las IRAS son causadas por diferentes agentes, como virus y bacterias atípicas, siendo los microorganismos virales los más aislados. Entre las etiologías virales más frecuentes tenemos al virus respiratorio sincitial (VRS) A y B, así como a los virus de influenza (IFV) en sus variedades A, B y C; los de parainfluenza (PIV) tipos 1, 2, 3 y 4; los coronavirus y los rinovirus. Entre las etiologías bacterianas, se encuentran Mycoplasma pneumoniae, Chlamydia pneumoniae y Bordetella pertussis, entre otros. Estos últimos son microorganismos poco comunes que presentan manifestaciones clínicas muy parecidas a la de los virus respiratorios. Por ejemplo, el cuadro clínico del virus respiratorio sincitial y el adenovirus es similar al causado por infección provocada por Bordetella pertussis, pudiendo generar confusión y llevar a un tratamiento terapéutico inadecuado, sobre todo en lactantes. Por este motivo, es necesario utilizar pruebas diagnósticas que permitan identificar el agente causal de la enfermedad. En la población pediátrica, Bordetella pertussis es el principal causante del síndrome coqueluchoide, que representa una causa significativa pero mal cuantificada de morbi-mortalidad. De acuerdo con la OMS, anualmente se estiman 16 millones de casos y 195 mil defunciones de niños debido a este síndrome a nivel mundial. Su presentación clínica se divide en 3 fases: catarral, paroxística y de convalescencia. Es importante remarcar que la primera fase presenta signos y síntomas similares a las IRAS de origen viral. Por ello, el diagnóstico preciso de la causa del síndrome coqueluchoide debe basarse en las pruebas de laboratorio más que en la presentación clínica. La adecuada caracterización etiológica permite cuantificar adecuadamente la carga epidemiológica y financiera de estas enfermedades a fin de apoyar una toma de decisiones informada con respecto a las medidas de salud pública que deben tomarse para reducir su incidencia. No obstante, en los centros de salud se decide empezar tratamiento antibiótico empírico debido a la falta de pruebas diagnósticas, lo que produce falta de respuesta al tratamiento, pues en la mayoría de casos es de etiología viral, además de contribuir a acrecentar el problema de la resistencia a antibióticos. No obstante, en el Perú, las muestras obtenidas por aspirado nasofaríngeo de estos pacientes son sometidas a la realización del cultivo en medio Bordet-Gengou (BG), una prueba que es poco específica y sensible comparada con la técnica de PCR. La propuesta es desarrollar una plataforma nano-biotecnologica (biosensores) para el diagnóstico rápido de virus y bacterias patógenas responsables de neumonias. Que sean de bajo costo, de fácil manipulación y que puedan ser utilizados sin la necesidad de equipos sofisticados en centros de salud y en las comunidades rurales. Esto permitirá contar con un diagnóstico rápido, sensible y especifico, que permitirá brindar un tratamiento oportuno para el paciente, disminuyendo la tasa de mortalidad por neumonias en nuestro país.